Estudié diseño gráfico y aunque hoy no me dedico de lleno a esa área, esa formación creativa sigue siendo parte de mí. Me enseñó a mirar con atención, a construir desde lo visual y a valorar el poder de los detalles, pero también aprendí que la vida no se trata solo de hacer y producir... Sino de habitarte desde la verdad.

Después de años exigiéndome, cumpliendo y poniéndome en segundo plano, un día el cuerpo dijo: basta. Y fue ahí cuando entendí que no era tristeza ni cansancio: era desconexión.

Desde muy joven, me separé de mis padres por razones médicas. Y aunque fue por cuidado, eso sembró en mí la idea, inconsciente, de que no era merecedora de atención ni amor sin condiciones. Esa herida me hizo exigirme siempre más. Pero con el tiempo, y mucha terapia, empecé a sanar.

Me formé como coach de vida no para tener todas las respuestas, sino para acompañar desde la piel, desde lo vivido, y desde el respeto más profundo por los procesos reales.

Hoy acompaño a personas que están listas para dejar de fingir que todo está bien… y empezar a trabajar en ellas mismas con amor, intención y verdad.

No creo en fórmulas mágicas, creo en el valor de mirar hacia adentro sin miedo y en la belleza de volver a ti con compasión.

Si estás aquí, es porque ya lo estás sintiendo y si quieres empezar ese camino… aquí estoy para acompañarte.